miércoles, 11 de agosto de 2010

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Lunes | 23.07.2001
El desarme salvó a la cumbre de Génova.
La reunión del grupo de los países más ricos del mundo y Rusia concluyó ayer sólo con algunas promesas vagas. Por eso un sorpresivo acuerdo entre Bush y Putin sobre el desarme, se convirtió en el tema más destacado del encuentro genovés. 
La cumbre del Grupo de los Ocho países más ricos del mundo y Rusia, que concluyó ayer en Génova en medio de las protestas más trágicas e impactantes desde el nacimiento de los grupos antiglobalización concluyó ayer con escasos consensos, el mantenimiento de diferencias notables, por ejemplo sobre el tema del recalentamiento de la tierra y un sorprendente e inesperado acuerdo entre Estados Unidos y Rusia para vincular el plan de un escudo antimisiles estadounidense con negociaciones para la reducción del arsenal nuclear de ambas potencias que se alcanzó al margen de la reunión cumbre.
Los líderes del Grupo de los Ocho no mencionaron el asunto en la declaración final conjunta de la cumbre de tres días, pero George W. Bush y Vladimir Putin luego sostuvieron su propio encuentro separado y anunciaron la sorpresiva decisión.

El tema del escudo antimisiles ha dividido a los países europeos y ha despertado tensiones entre Estados Unidos y Rusia, que había señalado que el plan violaría el Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972.
Los líderes del Grupo de los Ocho -los siete países más industrializados del mundo más Rusia- se comprometieron a seguir adelante con sus reuniones anuales, iniciadas hace tres décadas, a pesar de los enfrentamientos de este año entre la policía y grupos opuestos a la globalización, que provocaron la muerte de uno de los manifestantes.
Los jefe de Estado y de Gobierno de las potencias mundiales no reflejaron en su declaración final sus diferencias sobre el Protocolo de Kioto, acuerdo sobre recalentamiento global al que Estados Unidos se opone y que el resto de los países trata de implementar.
Los mandatarios, en un documento dado a conocer el sábado, donde lamentaron la muerte de un manifestante, también coincidieron en que las reuniones anuales sirven para coordinar políticas económicas y buscar soluciones para la pobreza global.
La declaración del grupo se refiere al tema general de la reunión, la lucha contra la pobreza, y los líderes se comprometieron a reducir las barreras comerciales para las naciones pobres y estudiar maneras de combatir la pobreza en el Africa subsahariana.
Pero el acuerdo más significativo alcanzado en Génova se produjo al margen de la cumbre del Grupo de los Ocho y fue la promesa de los presidentes de Estados Unidos George W. Bush y de Rusia, Vladimir Putin de lanzar un proceso de conversaciones conjuntas sobre el sistema antimisiles estadounidense y la reducción de armas nucleares ofensivas.
Bush y Putin se reunieron en el Palazzo Doria Spinola, que data del siglo XVI, se dieron la mano y se dejaron fotografiar, y Bush pasó el brazo por los hombros de Putin. "Las armas ofensivas y las defensivas serán discutidas como un todo", anunció Putin tras la reunión que ambos presidentes celebraron en Génova, al margen de
la Cumbre del Grupo de los Ocho. Los dos capítulos "están unidos estrechamente para poder crear un nuevo marco estratégico a favor de la paz", dijo, por su parte, Bush.
La consejera de Seguridad Nacional de
la Casa Blanca, Condoleezza Rice, viajará a Moscú la próxima semana para establecer el calendario concreto para las conversaciones.
El Tratado START-II establece que ambos países tengan un máximo de entre 3.000 y 3.500 cabezas atómicas. En los últimos meses se ha avanzado que Estados Unidos podría aceptar bajar esa cantidad hasta 1.500, una cifra que Moscú ha buscado durante años para reducir el elevado costo de mantenimiento que supone para sus Fuerzas Armadas.
Sin embargo, en los últimos años del mandato de Bill Clinton, los jefes militares se oponían a una reducción más allá de las 2.000-2.500 cabezas atómicas, pues sostienen que no pueden garantizar la disuasión nuclear con un número menor. A cambio de este fuerte desarme nuclear, Rusia levantaría sus objeciones para que Washington desarrolle su sistema antimisiles, mediante un nuevo acuerdo o pacto que modifique el tratado ABM de 1972 o sustituirlo por otro texto.
Bush destacó ayer "lo optimista que soy acerca de la posibilidad de lograr un acuerdo", y reiteró su idea de que "
la Guerra Fría ha quedado definitivamente atrás", pero no presentó a Putin, al menos oficialmente, una propuesta concreta para la reducción de armas nucleares. "Aún no estamos listos para discutir cifras sobre los límites" de armas nucleares, aseguró por su parte el presidente ruso.
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